Mirandés, 1; Almería, 0

¡DIOS MÍO, QUÉ PARTIDO...! La imagen del partido de Anduva (Carlos Miralles) ================ ¡Qué partido! El Almería dejó de sumar en un partido típico de empate a cero, en el que no había oportunidades claras de gol (salvo algunas que dispuso el cuadro rojiblanco en los primeros minutos) y que solo un error en defensa aprovechado por un ‘pillo’ de área como De Cerio decantó hacia el lado local. Pellerano reconocía que falló en la acción del 1-0, al no despejar el balón bajo la presión del delantero rojillo. Cargar toda la culpa sobre un jugador no sería justo, máxime cuando el equipo no mostró ni una mínima parte de su nivel. La circulación de balón era lenta entre Marcelo, Pellerano y Verza en el inicio del juego, mientras que arriba no llegaban buenos balones a los dominios de Soriano y Charles. No salía nada. El Almería no se quería desordenar y siguió apostando por controlar la posesión de balón. La peor noticia era que Goitia veía el esférico muy lejos de su portería. Christian y Rafita se incorporaban al ataque, echando una mano a Falqué y Aleix, pero el Mirandés parecía un muro infranqueable alentado por más de 5.000 personas.  Moralmente, jugadores y afición salieron muy tocados de Miranda, tanto por el resultado como por la clasificación. Sea cuestión de suerte o no, los rivales directos ganan cuando el Almería cede tres puntos. El descanso no sirvió para cambiar la trayectoria del partido, siguió cuesta abajo para el Mirandés y cada vez más empinado para los de Javi Gracia. La sensación de impotencia que da perder contra un rival inferior en la inmensa mayoría de facetas, que temía el empate a pesar de las escasas llegadas rojiblancas se quedó reflejada en el medio centenar de aficionados que viajaron a Miranda de Ebro. Los jugadores, conscientes de que no fue su tarde, optaron por mandar mensajes de optimismo. Hay que levantar la moral de la tropa.

El Mirandés impone su ley

Ya avisaba Gracia en la previa del partido de lo que pasó en la primera vuelta... y se repitió en Anduva. Un partido plano, con el Almería tocando de lado a lado sin profundidad y un Mirandés soñando con su oportunidad, que llegó gracias a De Cerio, se dio ayer. A la fiesta se quiso unir Pablo Infante, que probó a Esteban en la recta final.

Mientras el Almería regresaba por carretera, los jugadores del Mirandés entrenaban en Anduva. ¡Qué partido! pensarían unos en positivo y otros en negativo.