domingo, 18 de mayo de 2014

El lamento de un empate



MANUEL ROSETY mrosety@elcomercio.es | MIRANDA DE EBRO..-
Un punto que sabe a poco. El Sporting solo logró un empate en un partido en el que le faltó sentenciar, ante un Mirandés entusiasta y que puso las cosas complicadas por el estilo de fútbol que utiliza en Anduva, con mucha presión y juego directo. Los rojiblancos se adelantaron en el marcador con un gol de Carmona, pero no supieron aguantar la ventaja antes de que concluyera el partido. El único despiste defensivo impidió el triunfo gijonés.
Abelardo dispuso la alineación prevista, con las novedades de Bernardo, Canella, Mandi y Carmona. El técnico gijonés recuperaba a tres sancionados y cubrió con el mallorquín la ausencia del lesionado Jara. El preparador rojiblanco utilizó un 4-2-3-1, en el que Barrera adoptaba una posición más adelantada, por delante de los dos pivotes.
En el bando local, Terrazas prescindió de Muneta para contar con la movilidad de Pablo Infante en la mediapunta, respaldado por Iván Agustín y Garmendia.
El Mirandés asumió el control del partido abriendo el juego por las bandas, sobre todo por la izquierda, y con muchos balones colgados al área del Sporting para buscar una segunda jugada. El equipo burgalés ejercía una fuerte presión que dificultaba a los gijoneses el control del balón. La intención rojiblanca era rasear el esférico y buscar un juego combinativo, pero en la mayoría de las ocasiones se veía obligado a utilizar una fórmula más práctica para alejar el balón de su parcela.
Los gijoneses mantenían el tipo ante la ofensiva local. La defensa se mostraba ordenada, con mucha concentración y sentido de la anticipación. En el centro del campo, Sergio y Mandi fijaban una posición de vigilancia zonal, lo que hacía más consecuente el fútbol de los rojiblancos. El único problema era que las llegadas a la portería de Bernardo eran muy esporádicas, pese al trabajo intenso que aplicaban tanto los pivotes, como Álex Barrera. Menos contundente era el juego por las bandas, sobre todo por la zona derecha, en la que Carmona acusaba la falta de actividad.
La primera aproximación con peligro de los gijoneses terminó con el gol del mallorquín. Jony apuró la jugada por la banda izquierda. Su centro no pudo ser rematado por Scepovic, quien arrastró a los centrales, lo que permitió que Carmona, que entraba en carrera, inaugurara el marcador.
El tanto cambiaba el guión del partido. Daba serenidad a los rojiblancos y presionaba a los locales. El Mirandés, mientras, apretó el acelerador, pero con poco sentido. La defensa rojiblanca, sobre todo los centrales, se mostraban intratables con un perfecto juego aéreo. También en los laterales Luis Hernández y Canella daban imagen de seguridad.
Los intentos de Iriome eran más peligrosos por el respaldo que tenía de Koikili y los desplazamientos de Pablo Infante a su banda, a lo que se sumaba que Carmona no estaba fino a la hora de hacer labores de contención en esta zona. Además, los rojiblancos perdían con demasiada facilidad el control del balón en las acciones ofensivas. El ataque gijonés era excesivamente blando, carecía de rapidez y de apoyos, lo que aprovechaban los defensores locales para montar sus ataques, aunque con bastantes dificultades para superar la retaguardia gijonesa.
En esta fase del partido, Cuéllar apenas tuvo complicaciones. Dos disparos lejanos de Koikili y Pablo Infante y una salida aérea en la que los locales reclamaron un penalti que no fue.
En el descanso, Terrazas buscó una mayor profundidad con la presencia del delantero Goiria, para lo que sustituyó al centrocampista Iván Agustín. La variante no le dio buen resultado al técnico local porque el Sporting mantenía una notable seriedad defensiva e imponía su ley en el centro del campo. El ataque de los burgaleses era insistente por las bandas para buscar centros, en algunas ocasiones lejanos, para tratar de propiciar un rebote o una segunda jugada. En este aspecto no tuvieron éxito debido al sentido de la anticipación de los zagueros rojiblancos.
Abelardo se vio obligado a hacer el primer cambio por una lesión de Álex Barrera. El centrocampista de Viella sufrió un aparatoso pisotón que le provocó un esguince. Tuvo que ser retirado en camilla. Su puesto fue cubierto con Nacho Cases, quien cumplía así su sueño de jugar el partido oficial número cien con el Sporting.
El equipo gijonés tuvo en esta fase mayores posibilidades de llegada a la zona del meta Bernardo. Sin embargo no aprovechó bien los riesgos defensivos que asumía el Mirandés. Terrazas hizo un nuevo cambio para retirar a Díaz de Cerio, que había estado bastante desdibujado, para buscar más profundidad en el juego interior con la presencia de Igor Martínez.
Los gijoneses tuvieron alguna ocasión esporádica, pero sin sentido en los movimientos a la hora del remate. Las aproximaciones al área burgalesa carecían de coordinación en los apoyos. Una de las más relevantes fue una vertiginosa colada de Jony que no encontró rematador.
Abelardo trató de buscar una mayor rapidez con la presencia de Mendy. Poco después daría entrada a Álex Menéndez para intentar dar una mayor frescura al juego por la zona izquierda. Los dos jugadores que entraron de refresco protagonizaron la jugada más clara de remate, en una internada de Mendy por la derecha, con un centro pasado que el gijonés cabeceó fuera en una clara ocasión de gol.
Cuando el partido se extinguía, sin que el Mirandés crease complicaciones más que en disparos lejanos a la portería de Cuéllar, que el guardameta extremeño resolvió con una buena colocación, llegó la única jugada en la que la zaga gijonesa mostró debilidad en las vigilancias. La acción nació en la banda izquierda local, sin que el árbitro señalara una mano de Iriome. Acabó en córner. La ejecución de Ríos encontró un perfecto cabezazo de Iván Malón, que echaba por tierra las ilusiones de victoria del equipo de Abelardo.
Los compases finales fueron de alternativas en el juego, pero sin acciones de peligro para las porterías, salvo un remate de Bernardo en un golpe franco que había sido invalidado por fuera de juego.
El Sporting ofreció un partido serio en el que solo le faltó sentenciar en el segundo tiempo, con el infortunio de una jugada, la única, en la que no fijó bien un marcaje que costó excesivamente caro. De todas formas, la imagen de los rojiblancos fue mejor que la de las salidas anteriores, con un sentido más coherente en el posicionamiento en el campo y con una proyección más esperanzadora.

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