miércoles, 7 de mayo de 2014

La amenaza contra el Eibar

Dos pueblos frente a la mentira

Hay un equipo en Segunda que está peleando por el ascenso con un presupuesto de 400.000 euros y sus cuentas saneadas

05.05.2014 | 20:08
Los jugadores del Eibar celebran un gol.
Los jugadores del Eibar celebran un gol. 

Nunca ha gastado más de lo que ha tenido y es un magnífico ejemplo de cómo se compite con dignidad y limpieza, mientras los demás no lo hacen.
Ahora, desde marzo, está amenazado. El Consejo Superior de Deportes le ha recordado que debe llevar a cabo antes de verano una ampliación de capital hasta alcanzar los 2,1 millones de euros. Si no lo hace, será descendido a Segunda B. Podría suceder que lograra el ascenso a Primera en el campo y se encontrara de repente en la categoría de bronce. ¿Por qué? Por humilde, por no hacer trampas con las cartas, por pagar al día a sus empleados.
Éste es el fútbol que tenemos, el de las deudas millonarias con Hacienda y la Seguridad Social, el de los jugadores sin cobrar en los equipos de medio pelo, el del singular reparto de los derechos de televisión, el de las entradas caras y las gradas vacías, el de la ley concursal que permite, más que a cualquier otra empresa, reducir la deuda y seguir gastando.
Frente a este negocio vil, la Sociedad Deportiva Eibar representa a un pueblo grande de poco más de 25.000 vecinos, guipuzcoano, pero más cerca de Bilbao. Al Eibar, lejos de Ipurúa, los aficionados de sus rivales deberían recibirle puestos en pie y con una sonora ovación. Si no ocurre, es porque los pocos espectadores de los partidos de Segunda han olvidado que el fútbol era otra cosa.
Un caso parecido es el del Mirandés. El pasado verano se salvó del descenso en el último instante porque unos cuantos directivos, un empresario de la ciudad burgalesa y varios jugadores de la plantilla reunieron los 450.000 euros que faltaban para su conversión en sociedad anónima deportiva. Tampoco debían dinero a nadie y estuvieron a punto de sucumbir. Ahí están los dos, el Eibar y el Mirandés, luchando contra todo, con la tranquilidad de saber que están haciendo lo que tienen que hacer, sin ases en la manga. Cada fin de semana busco sus resultados con la esperanza de que sigan dando ejemplo y, si puede ser, ganando.
(La Gaceta de Salamanca)


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