viernes, 22 de enero de 2016

Antes del partido del Sánchez Pizjuan



Como en 2012, el Mirandés ha dado la campanada. Entonces estaba en Segunda B, entrenado por Carlos Pouso, y llegó a las semifinales de Copa. Ahora, entrenado por Carlos Terrazas, juega en Segunda División y ha vuelto a dar la campanada eliminando a dos primeras (Málaga y Deportivo). Hoy jueves se enfrenta en cuartos de final al Sevilla con el debido respeto que merecen sus números: a cinco puntos del play-off de ascenso y en cuartos de final de la Copa del Rey. Carlos Terrazas (Bilbao, 1962) lleva toda la vida entrenando, explorando el fútbol de bronce y el de plata. Zalla, Bilbao Athletic, Gimnástica, Burgos, Ceuta, Eibar, Jaén, Guadalajara y Mirandés jalonan su trayectoria. Le falta la Primera División para "cerrar el círculo", algo que, dice, solo puede conseguir ascendiendo con el equipo al que entrena. La vida le asustó con un gravísimo accidente de tráfico en 2004, regresando de ver un partido, cuando entrenaba al Burgos, pero se levantó y continuó el camino.
Pregunta. El Mirandés fue una enorme sorpresa en 2012. ¿Ahora, en Segunda División, sigue siendo una sorpresa?
Respuesta. Ahora es muy diferente. La Copa está diseñada para que los equipos grandes de Primera se manejen con autoridad y al mismo tiempo ayuda a que equipos de Segunda B puedan tener opciones de dar la sorpresa. Pero resulta muy difícil para los equipos de Segunda porque nuestra Liga es muy exigente y eso hace que competir en la Copa resulte muy complicado.
P. La Copa se suele considerar una molestia para el verdadero objetivo, la Liga. Pero usted daba a entender que la Copa era un estímulo más que una molestia...
R. Hay una realidad manifiesta: no se puede adaptar la competición al entrenamiento, sino el entrenamiento a la competición, con todas las dificultades que eso conlleva. La cuestión técnica y táctica es la misma, lo difícil es activarte en breves espacios de tiempo, algo a lo que no estás acostumbrado. El pasado domingo no estuvimos acertados contra el Leganés, no fue un buen partido. Salimos mal y probablemente se debía a la acumulación de esfuerzos psicológicos para competir. No podemos hipotecarnos ni sacrificar la Liga, pero tampoco la Copa.
P. Usted se ha curtido en 2ªB. ¿Otros técnicos lo han tenido más fácil para llegar a Primera?
R. No me muevo con perspectivas victimistas. He entrenado a alevines, cadetes, juveniles, en Segunda Regional, en Primera Regional, en Tercera, en Segunda B y en Segunda. En casi todas las categorías tengo más de 100 partidos. Me falta la Primera y soy consciente de que solo podré hacerlo ascendiendo con el equipo al que entrene en Segunda.
P. Habla de ascensos, o sea de éxitos, cuando la mayoría, se refugia en el "ya veremos".
R. El objetivo en el Mirandés claro que es el ascenso, pero cumplir el objetivo es siempre una excepción. Lo normal en el fútbol y en la vida es fracasar y volver a intentarlo. Cuando sacas 10 córneres lo normal es que no consigas ningún gol.
P. ¿Está sobrevalorada la figura del entrenador?
R. Digamos, mejor, que está desenfocada. El entrenador es la parte más importante del equipo si se mira a largo plazo. A corto, tiene pocos resortes que manejar. El problema es que se le juzga siempre a corto plazo y por eso la foto sale desenfocada. A corto plazo, lo importante es el jugador. A largo plazo, el entrenador. Esa es nuestra gran contradicción.
P. ¿Está todo inventado ya en el fútbol?
R. No es cuestión de inventar o no. El fútbol está en constante evolución. Tiene más que ver con el espíritu creativo, pero a partir de lo ya conocido. Se trata, como en la vida, de crear escenarios, no de inventar de una manera artificial.
P. Cuando sufrió el accidente, ¿no pensó en dejarlo todo?
R. Yo reaccioné como cuando te caes en la calle e intentas levantarte cuanto antes porque no quieres estar ni un segundo más en el suelo. Pensé, cuando pasó el peligro, que debía estar el menor tiempo posible sin hacer lo que más me gustaba, entrenar. Quizás sea una postura excesiva, pero nadie quiere estar en el suelo.
P. Desde 1995 solo ha dejado de entrenar una temporada y, cuando volvió, ascendió al Guadalajara a Segunda División. El parón fue productivo...
R. He tenido la suerte de haber entrenado de continuo. De hecho, solo me han destituido una vez, en el Eibar. Pero el año que no entrené también resultó muy productivo. Aproveché para operarme de las secuelas que tenía en el brazo y también aprobé las dos asignaturas que me quedaban para acabar Derecho.
P. ¿Se planteó la posibilidad de ejercer como abogado?
R. En absoluto. Nunca me lo planteé. Estudié Derecho porque creo que eso me ayuda a ser mejor entrenador. Un técnico tiene que tener una visión multidisciplinar del futbol. No es bueno recluirse solo en los aspectos tácticos y técnicos.
P. Antes se decía que alguien que no hubiera sido futbolista no podía ser entrenador.
R. Eso está absolutamente superado.
P. El fútbol no le ha hecho millonario, ¿pero le ha hecho feliz?
R. Sí. Me siento un privilegiado por poder dedicarme a lo que más me gusta. Me exige muchos sacrificios, pero dedicarte profesionalmente a tu vocación no es algo normal, desgraciadamente.
P. Muchos piensan que siendo bilbaíno tiene una espina por no haber entrenado al Athletic.
R. En contra de lo que la gente piensa, jamás he tenido la obsesión de entrenar al Athletic. Lo que es absolutamente cierto es que quiero entrenar en Primera para cerrar el círculo de mi trayectoria. Y quiero entrenar en Primera con el Mirandés. Eso es algo que persigo con toda la fe del mundo, aunque sé que es difícil.
P. El Sevilla es un rival muy fuerte, sobre todo en su campo.
R. No hemos tenido suerte con el sorteo. Evidentemente, no queríamos al Barcelona. Eso lo evitamos, pero el Sevilla es un rival dificilísimo. Tenemos que hacer un buen resultado en su campo y, sobre todo, conseguir un gol. Si eso ocurre, en Anduva tenemos posibilidades de poder pelear con las espadas en alto.
P. Usted no quería al Barcelona, pero quizás el club sí.
R. No, en absoluto. En el club todos pensamos igual y se mira la Copa desde una perspectiva absolutamente deportiva.
(EDUARDO RODRIGALVAREZ)

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